miércoles, 21 de octubre de 2015

Viaje a través de las Siete Esferas



¿Qué es verdaderamente religión? ¿Es un narcótico para los fatigados sentidos en donde la aparente realidad de la angustia del mundo externo puede, por el momento, pueden ser olvidada? ¡No! La religión está basada en una séptuple naturaleza y la mayoría de la humanidad, incluyendo los concientes estudiantes de la Ley y aún los avanzados chelas, no han podido plenamente entender su múltiple naturaleza. 
En nuestro viaje de regreso a Dios, debemos pasar a través de cada uno de los Siete Rayos. Saciados con los gozos de los sentidos e impulsados por el divino maestro dentro de nuestros corazones, eventualmente así llegamos a arrodillarnos ante el Creador, y aquí observamos la acción del Primer Rayo en la invocación de una frecuentemente confundida conciencia para aprender ¡qué significa la Voluntad de Dios! 
Pasamos luego dentro de la radiación del Segundo Rayo y descubrimos la Divina Ley de Causa y Efecto a través de las reacciones de nuestra energía, ante el placer o dolor creado por el modo en el cual es calificada la energía de vida, dada a nuestro cuidado a lo largo de nuestras vidas. Más tarde es explicado el Divino Diseño, incluyendo el lugar que le corresponde a cada individuo en este gran plan. Es dentro de este lugar de iluminación donde, después de aceptar la Voluntad de Dios, la revelación del Divino Plan empieza a ser entendida. 
Luego cada aspirante pasa a través de los portales del Tercer Rayo. Dentro de esta radiación uno se esfuerza para entender todo lo que sea de valor práctico para todos los otros miembros de la raza humana, desarrollando los variados aspectos del Amor Divino, tales como tolerancia, entendimiento y un sincero interés en el crecimiento espiritual y bienestar de toda vida. 
Luego pasamos dentro de la Cuarta Esfera y comenzamos a reconocer que la verdad de esa belleza, armonía y perfección son divinamente ordenadas como parte de la religión de la humanidad despierta e iniciamos la transformación de nuestros pensamientos, la purificación de nuestros sentimientos y comenzamos a externalizar eso que es un crédito y ejemplo de divinidad en el mundo de forma. 
Siguiendo el mismo patrón, al entrar a la radiación del Quinto Rayo a través del iluminado entendimiento y nuestro amor por toda vida, llegamos a aceptar la seguridad que yace dentro de la manifestación, precipitación, eterealización y todos aquellos otros poderes y habilidades llamados “místicos” por aquellos que  todavía no entienden. 
Después de haber recibido dentro de nosotros todos los regalos y bendiciones de los Rayos precedentes, entramos a la Sexta Esfera. Aquí nos arrodillamos con amor, agradecimiento y devoción por el propio Regalo de Vida. Entonces, y sólo entonces, las Hosannas se elevan desde nuestros labios y “Oramos a Dios desde Quien fluyen todas las Bendiciones…” se vuelve nuestra iluminada plegaria del corazón. Finalmente, después de haber expresado nuestra gratitud, seamos Budistas, Musulmanes, Judíos, Cristianos, Hindúes o Metafísicos - cualquier etiqueta que elijamos darnos- ¡estamos preparados para entrar a la Séptima Esfera!
En la Séptima Esfera las palabras del Maestro Jesús resuenan en nuestra conciencia: ¡“Hasta aquí el Padre trabajó, pero ahora el Padre y yo trabajamos”! Todos estos regalos de energía, todas las enseñanzas de la Hermandad, y toda la belleza, sacrificio, iluminación y devoción ganados en el viaje a través de las precedentes esferas, se vuelven ahora nuestra responsabilidad a fin de ofrecerlos en el altar de la humanidad en ordenado servicio. 
En esta Séptima Esfera conociendo la Voluntad de Dios; iluminado por el entendimiento, amando a todos los miembros de los reinos humano, elemental y angélico; colmado con belleza y opulencia que es nuestro derecho de nacimiento; entendiendo los poderes de las fuerzas centrípeta y centrífuga; escuchando el grito que llega desde los corazones de aquellos aún en esclavitud y respondiendo a ese grito con un corazón desbordante de bien, a través de nuestra naturaleza de sentimientos ¡toda vida será conmovida! 
¿Hemos respondido a través del velo de carne y la acción vibratoria de nuestra conciencia externa a la magnética atracción de nuestros corazones y hemos descubierto nuestras almas a los vitales rayos de verdad, que en nuestra religión nos distingue de las masas? ¿Podría ser esto la paz interna quizás? ¡Pero esto debe ser más que eso! La adoración ha comenzado a significar relajación de los sentidos, viendo con nuestros ojos internos los deseos del día. 
Cuán vehementemente deseamos la paz y el  santuario de la Gran Universal Presencia, fuera de la esclavitud de nuestra propia creación. ¡Queremos ser lo que Dios intentó que fuéramos! ¡Queremos ser libres! ¡Queremos ser maestros de nuestra propia energía! Queremos ser utilizados como vivientes ejemplos de la liberación en la cual está encarnada la séptuple naturaleza de la religión. 
Cada uno es fuerte en un aspecto de los siete, porque cada uno de nosotros es uno de los siete tipos. San Francisco de Asís consiguió su libertad y encontró a su Dios caminando a través de los campos; San Agustín, en una catedral; San Pablo caminando a través de un polvoriento camino con amargura en su corazón hacia quien llegaría a ser su propio gran maestro. A lo menos uno de nuestros desarrollados diseños de adoración es lo suficientemente fuerte para habernos traído hasta los pies de los maestros. 
Amados, cada día lleven vuestra alma a través de los Siete Templos. ¡Disciplinen vuestra alma!  Moren por un tiempo en cada templo, a lo menos hasta que haya una respuesta a vuestra propia vibración. Si son orgullosos y de cuello estirado y vuestras rodillas no saben como para doblarse, arrodíllense a los pies del gran El Morya y aprendan de él el gozo de rendirse: ¡“Tu Voluntad mi Dios, sea hecha, y no la mía”!
¿Saben por qué la humanidad hace tan fácilmente de la práctica de la religión un deber? Porque construyen su fe en la palabra de otro. Por tanto, la práctica de su religión es ejecutada a través del deber y el miedo, sin sentir la verdad, sólo porque algún otro ha dicho así. Si son mentalmente perezosos y prefieren tener otro diseño de vuestra religión para ustedes, entren al corazón del templo de la Segunda Esfera y acepten la Iluminación de Dios. No dejen este templo hasta que vuestro entendimiento y no de otro, haga de vuestro servicio a la vida una felicidad. Porque cuando la llama de vuestro corazón les haya revelado la causa detrás de vuestras acciones, comenzarán a servir como los ángeles. Vuestros sentimientos serán gozosos y vuestro corazón cantará. 
¿Encuentran que amar a la humanidad es una tarea? Entonces mantengan vuestra alma centrada en la Tercera Esfera hasta que escuchen los gritos de aquellos en necesidad: sus esfuerzos, sus penurias, sus esperanzas y sus sueños. No dejen este sagrado espacio hasta que sientan amor divino. 
¿Creen en la austeridad, en la propia abnegación, en la rígida renuncia de todos vuestros sentidos a la doctrina penitencial construida en vuestra vida durante aquellos tiempos cuando cubrir el cabello y el voto de pobreza eran considerados una virtud? Entonces moren por un tiempo en el Cuarto Reino. Observen las vestimentas de los ángeles, la belleza de vuestra propia madre celestial y la divina perfección de vuestro Dios-propio, no por vanidad sino por un mundo en necesidad de belleza. Supongan que todas las flores fueran hechas cuadradas o negras, sin perfume, reteniendo la energía requerida para ponerles color y esencia dentro de ellas. ¿Entonces, dónde estaría la humanidad? 
Luego, en vuestro viaje dentro de la Quinta Esfera, observen la combinación de los rayos que hacen disponibles ciertos poderes para ustedes. Miren el amor y vean como atrae la bondad de toda vida hacia sí mismo. Confirmando vuestra fe como testigo práctico, vean lo que acontece cuando se les muestra un vórtice de negatividad, no importa cuán pequeño sea. Vean cómo esto repele al dinero, la opulencia, los amigos, la salud, y toda cosa buena y perfecta disponible para la humanidad a través de la divina unicidad con la Universal Presencia de Dios.
¡Ahora, dentro del Sexto Templo! Elaboren las múltiples bendiciones en vuestra vida individual. Enumérenlas, una por una, si pueden contarlas. Atraigan hacia vuestro mundo de sentimientos el amor del Maestro Jesús y la Amada Nada que penetra esta esfera. No lo dejen hasta que sientan la perfecta paz que colma la atmósfera de este santo reino.