miércoles, 12 de agosto de 2015

El aura espiritual


El ímpetu espiritual que ha formado el núcleo de cada gran movimiento religioso desde el comienzo de los tiempos, ha llegado siempre desde arriba. Cuando decimos que un ímpetu llega desde arriba, el intelecto lo acepta con el sentimiento de que es un fenómeno natural, pero  no mira el centro corazón de la gran aplicación personal requerida para establecer y mantener las corrientes de energía que forman ese ímpetu espiritual, que son las líneas de vida alimentando y bombeando los corazones espirituales de aquellas corrientes de vida, cuyo deber, responsabilidad, servicio y obligación es despertar un interés en el Divino Plan, manteniéndolo hasta que el alma individual haya asido con suficiente tenacidad el borde de la vestidura de su propia naturaleza espiritual; así la completa transmutación y conocimiento de esa parte de vida pueden tener lugar, y no volverse una temporaria forma de despertar al alma dormida por siglos.   
Primero y principal debemos encontrar a los maestros apropiados, gente que pueda ser alcanzada por uno u otro medio,  inspirándolos con el conocimiento de la Verdad y el amor a la humanidad, para que ellos quieran emprender la tarea de despertar a la gente. Habiendo encontrado y conectado a estos líderes espirituales, debemos luego unir nuestras Grandes Fuerzas Cósmicas con sus propios cuerpos internos, sean ricos o pobres en esencia, cuidando – debido a su más bajo desarrollo en ciertas líneas – de no verter más fuerza de la que permita su desarrollo y poder de sostener el retorno de tanto bien, que podrían  transformar el globo si se nos permitiera plena libertad en esa efusión. Luego a través de la radiación de nuestros líderes llegaríamos a un cierto número de personas, sosteniéndolas  dentro de una artificial aura espiritual dirigida por algunos miembros de la jerarquía espiritual, la cual frenaría la presión de la masa del mundo hasta un cierto grado y estimularía la más alta naturaleza de ese ser. 
A través de un período de tiempo la naturaleza espiritual en la protectora cúpula del Aura Divina es animada, desplegada y desarrollada con la esperanza de que cuando la artificial radiación sea removida, ese ser quiera continuar expandiéndose hasta la total Libertad. Centuria tras centuria, civilización tras civilización, hemos llegado a este punto sólo para encontrar que cuando la Ley Cósmica requería auto–conciente esfuerzo personal, los individuos lo encontraban demasiado riguroso y retornaban al dormitar del alma  hasta que nuevamente se le daba a otro avatar la oportunidad de recrear esta temporal aura espiritual a fin de reinstituir el interés espiritual del ser externo.
Encontrar corrientes de vida que puedan  ser constantes en su naturaleza, más allá de cierto período de gozo espiritual, ha sido nuestra más difícil tarea hasta la fecha, y llamamos con todo Poder dentro de nuestra comprensión, ya que ahora  la Ley Cósmica proporciona una enorme aura espiritual, no sólo alrededor de los individuos donde es especialmente  intensificada, sino alrededor del entero Planeta Tierra, para que la gente quiera tomar ventaja de esta refinada atmósfera a fin de acelerar el crecimiento de su alma; para que no tengan necesidad de desarrollar nuevamente sus naturalezas espirituales, sin la beneficiosa Presencia de las Emanaciones Espirituales y Corrientes – de las que no tienen total conciencia – dirigidas por los Seres Divinos, que elevan sus cuerpos internos más allá de cualquier habilidad del ser. Nunca en la historia del Planeta Tierra ha estado tan a mano esa natural preparación para tal logro espiritual, porque cada ser representando la Luz del espacio Inter.–estelar ha enriquecido la atmósfera y estas corrientes forman un alimento natural para el más ligero esfuerzo hacia la pureza y perfección.